“ ELIODORO PUCHE ”

El 13 de junio de 1964, hace ahora veinticinco años, moría en Lorca, a los 79 años de edad y ante el más absoluto desconocimiento de los intelectuales murcianos y de sus propios convecinos ( apenas dos docenas de personas le despedían ), uno de los poetas más heróicos de la república literaria del primer cincuentario del siglo XX.

Su filiación epígono- rubeniana ( junto a Alfonso Camín, Juan José Llovet, Mauricio Barcarisse, Fernando Fortún, Andrés González Blanco, Francisco Martínez-Corbalán, Cristobal de Castro… ), que nunca abandonaría del todo, y la radical renovación de la poesía española, representada por la llamada Generación del 27, anclaron una poética que, en el tiempo, pasaba desde Rubén Darío al verso intimista de Antonio Machado y al ultraismo abanderado por Huidobro.

En Eliodoro Puche, desde el Libro de los elogios galantes y de los crepúsculos de otoño, Corazón de la noche y Motivos líricos ( escritos en los años 17, 18 y 19, respectivamente ) hasta Colección de poemas, en 1936, y su poesías de prisión, Carceleras y otros poemas, Romances, Elegías, Las alas en el aire ( todos escritos desde el 39 al 45 ) hasta el Marinero de amor, la poética elaborada responde a un paralelismo heróico de su vida y su obra. Bohemio y verleniano, compañero tertuliano con Emilio Carrere hasta su posición ultraista junto a Cansinos-Assens, Eliodoro Puche publicó como poeta conocido en las revistas de la época ( La Esfera, Nuevo Mundo, Cervantes … ) y fue amigo de Villaespesa, Valle Inclán, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Guillermo de Torre, Bacarisse, Gómez de la Serna, Antonio Espina y otros escritores importantes de su generación, en un Madrid en donde se mezclaban la nocturnidaad, el alcohol y la poca comida; padecimiento, sin embargo, que, a la vez, era conquista espiritual y hasta un carácter cultural.

Cinco libros publicados y nueve títulos de poemarios inéditos ( entre los que se encuentra uno, El surtidor del tiempo, que si bien fue anunciado por el poeta, aún no se conoce ningún poema ); Eliodoro ejerció la crítica literaria y la traducción poética, y fue director de El Pueblo, de tendencia republicano-radical-socialista.

El profesor de la Universidad de Murcia, Juan Barceló, en Modernisimo y escritores murcianos le asigna, merecidamente, creo yo, como el murciano más significativo del grupo de escritores de los primeros veinticinco años del siglo XX, junto a Jara Carrillo, Pérez Bojart y Martínez Corbalán, entre otros.

Cansinos-Assens en el largo prólogo que dedica en Corazón de la noche, se refiere al poeta de Lorca como “el agridulce hijo de Murcia”; y añade: “cuando le veíamos así, taciturno y huraño, agrio y feo, guardando su secreto al margen de nuestras efusiones, no podíamos sospechar que tuviese su alma tan divinamente herida por la belleza del mundo…”.

Eliodoro Puche ( “ el hombre de la luna en la ciudad del Sol”, como le definiría su amigo Paco Alemán Saínz ) es, a partir de su encarcelamiento, en abril de 1939 ( junto a otros escritores y amigos, entre los que se encontraban Antonio Para -Vico y Pedro Ruiz ) que duró cuatro años y en posteriores, hasta finales de los cincuenta, con poemarios como Las alas en el aire, marinero de amor, Elegías, Carceleras, Romances, cunado, apartándose de los gustos más fáciles de épocas anteriores, rehace su poética ( aún incomprensiblemente inédita, salvo Marinero de amor ); cuando conoce carnalmente la hondura de la carencia de libertad y, después, en la soledad de una Lorca atizada por la represión cultural más absurda y lamentable que se haya conocido, animado por Manolo Alcántara, Esplandiu, Cesar González Ruano, que vienen a verlo desde Madrid, y por los emocionados paisanos y contertulios Anastasio López Pascual, Euologio García de la Bayonas, Joaquín Gris, Manolo Montoro, Segura Clemente y Pedro Ruíz Martínez ( quien le trae desde sus viajes a Madrid y París los últimos libros de Bergamín, Alberti, Larrea, Cernuda, Neruda… ) ,es, entonces, seguramente, donde la poética, que sin abandonar totalmente su capacidad simbólico-parnasiana, se parece más a su tiempo en un honda sencillez expresiva cuyo intento de recuperación un grupo de lorquinos ( entre los que se encontraron siempre Juan Guirao y Pepe Guerrero, junto a Pedro Felipe Sánchez Granados y Eduardo Carbonell de la cruz, Atanasio L.Pascual, José Luis M.Valero, y venidos desde Murcia Emilio Masía Clavel y el poeta nicaraguense Arturo Pasos Masip ) estuvimos, durante los primeros ocho años de su muerte, reivindicando .

Logramos, en junio de 1978 hacerle el homenaje local que Eliodoro Puche se mercía, y, en 1983 la publicación de una Antología poética, que, junto al trabajo de investigación de la vida y la obra de Eliodoro Puche que el profesor de la Universidad de Murcia, Francisco Javier Diez de Revenga publica en 1980, cumplían las metas trazadas en la propuesta del 2 de julio de 1974, en el X Aniversario de su muerte.

Sin embargo, ahora, a los veinticinco años, pasando el tiempo, demasiado tiempo, aún sus restos mortales están en el mismo nicho que su padre Eloy Puche y Plá.

Es hora de dar sepultura, en una tumba personal, a Eliodoro, donde se pueda leer su nombre como gloria de la ciudad de Lorca con su poeta más destacado, en la seguridad de que no se hace más que cumplir con la obligación de honrar a nuestros muertos.

Porque ya se puede buscar en el tiempo, en la memoria, un personaje más extemporáneo e inusual, bohemio, noctámbulo y hasta poeta “maldito” con el que poder hacer una aproximación a su vida y a su obra, que un comportamiento tan heróico no se encontrará más allá de Eliodoro Puche Felices.