El regalo comunicativo del jueves

Hemos de divisar la vida como un regalo, que, sin duda, lo es en muchos aspectos. Es un milagro sencillo que hemos de interpretar de esa guisa. Siendo jueves, como aquella película, más milagro. Se aventura la semana por líneas que marcan la rectitud que tanto nos gusta y complace. Somos en la excelencia que nos invita a tomar esa elevada postura de aprendizaje a través de la comunicación.

Estamos listos para amar, para ser entre las telas de un algodón que nos ha de permitir tomar en consideración todo cuanto nos ha de regalar ricos dones de conocimiento, que hemos de consolidar con normas abiertas. Prestemos apoyo a lo que nos ha de suponer un cuento con moraleja que ha de evolucionar hasta llegar a las puertas de un reino de inocencias liberadas de prejuicios. Seremos como Peter Pan.

 Volaremos con los enseres necesarios, sin peso excesivo, dejando que la imaginación viaje hacia ese sueño convertido en realidad a través del diálogo, de la esperanza, de la fe en las clemencias y equilibrios con los que hemos de vivir en paz. Nos consolidamos para acercarnos a las consideraciones más nobles, que nos han de suponer créditos sumados a las afirmaciones más sencillas, con las que hemos de experimentar las señales sin humo.

 El jueves se ha presentado de repente, casi comenzando la semana, que va rápida. Ya estamos en el cuarto día, que es uno más, pero que hemos de singularizar hasta dar con las empatías con las que podremos crecer en la voluntad no cuarteada. Seamos sin dar vueltas innecesarias. Pongamos entre vencimientos no repetidos las cosas que hemos de hacer, e intentemos llevarlas a cabo con diferencia de criterios pero con la idea del consenso, que ha de ser fundamental. Sin él, no hay porvenir.

 No aceleremos los pasos que otros han hecho divergentes, y seamos en la noria de una vida sin suposiciones. Daremos, antes o después, con las presentaciones más maravillosas, las de los amigos, que han de conocer el itinerario de lo que nos ennoblece por ser deudores de cariño. Nos dejemos nada al azar, sobre todo no aquello que sea fundamental. Cada día hemos de ganarnos el amor terrenal, que no es sencillo.

 Es un buen momento este día para reflexionar acerca de lo que hacemos, de lo que tenemos que afrontar cada jornada, así como para analizar las ilusiones con las que hemos de crecer entre maravillas sinceras. No nos conformemos en espacios donde no haya sitio para los buenos amigos, que han de incrementarse a nuestro lado como la levadura, que hemos de fermentar con nuestro quehacer altruista. No es ésta, y debemos tenerlo presente, una labor de un único día. Vayamos dosificando los esfuerzos.

 Hagamos acopio de experiencias con las que asistir a una serie de actuaciones para acudir con el corazón abierto y entregado de par en par. No renunciemos a las posibilidades que tenemos, y tampoco tengamos prisa por aparecer en ninguna situación en particular. Sí que hemos de hablar sobre lo que acontece para despertar el interés que nos ha de regalar cordura y osadía en sus justas medidas. Es jueves, y el plano que debemos recoger tiene que ver con los preparativos para la cosecha que está por llegar como un regalo divino. Esta jornada nos ha tocado con su manto de elementos cercanos, y con cercanía hemos de disfrutarla.