El humo embriagador

Que el título de este artículo no haga pensar a nadie que hago campaña a favor del tabaco. Nada más lejos de mi intención que semejante cosa. No está en mi ánimo persuadir a ninguna persona para que pase a engrosar las filas de los adictos al humo, antes al contrario, me gustaría poder gritar a los cuatro vientos: ¡JÓVENES DEL MUNDO ENTERO NO SE OS OCURRA PROBAR UN PITILLO EN LA VIDA !.

Me sentiría mucho mejor si pudiera hacerlo, porque no hay nada pero que engancharse en el tabaco. La vida se te parte en dos por una línea sólida con forma de Fortuna: antes de fumar y después de fumar, y pasas a ser una /una esclava/ o de los estancos y kioscos. La vida ya no es vida sino dependencia, sin vivir y gasto, que hay que ver el río de dinero que se va tontamente, (una vez, por curiosidad, hice el cálculo de lo que se me iba en tabaco al mes y me quedé espantada al comprobar que con esa misma cantidad podía haber ido al cine unas 500 veces. Decidí tomar cartas en el asunto con firmeza: a la semana volví a fumar como una desesperada puesto que se me habían acabado las películas y además el cine sin poder saborear un cigarrillo después de la proyección pues no es lo mismo).

Como creo que ha quedado claro que soy contraria absolutamente al tabaco aclararé que mi artículo va dirigido fundamentalmente hacia los que, como yo, tenemos como afición suprema (desgraciadamente) fumar como carreteros. Y ello por una razón: se están poniendo las cosas de tal manera que no nos va a quedar más remedio que unirnos como una piña contra lo que se nos viene encima. Yo sugiero antes que nada fundar una asociación que se llame por ejemplo ADEFUFU (siglas correspondientes a Asociación de Fumadores Furibundos) y su variante ADEFUFL (para la fracción descafeinada de los del LIGHT), creo que es un nombre lo bastante sonoro como para no pasar desapercibido. Después y ante lo irremediable, buscar sustitutivos, que los hay desde luego, aunque cada vez que pienso en ellos se me estremece el corazón. Porque veamos: está el morderse las uñas hasta el metacarpo que, aunque socialmente está tolerado en los muy jóvenes a ciertas edades queda francamente horrible, peor aún que fumar. La alternativa son los padrastros, aunque tiene riesgos, si no miren lo que le pasó a la tía de Gila (empezó así a lo tonto con un padrastro y se peló entera ¿lo recuerdan verdad?). Luego está la acupuntura que me han dicho que da resultados fabulosos… mientras llevas los alfileres puestos.

En cuanto te los quitas, nada, otra vez a fumar y tampoco es plan andar todo el día con las orejas llenas de imperdibles, además no sé… yo nunca he tenido mucha fe en esos remedios exóticos, pienso que hay que ser birmano o algo así para que den resultado. Otra solución es el chicle, que los hay ahora sin azúcar, buenísimos, que no hacen caries ni nada, lo que sucede es que si “yo” como chicles al ritmo que fumo en un mes se ponen las mandíbulas como a Silvestre Stallone y tampoco es eso caramba. ¿Qué queda? ¡Ah sí! LA COMIDA. Comer desaforadamente, a todas horas, lo que sea. Pero tampoco es solución porque si para los gordos es cruel esta sociedad que nos ha tocado vivir imagínense para las gordas. Las gordas lo tienen dificilísimo para encontrar trabajo, casarse y todo eso que hay que hacer n la vida.

Ya he dicho que soy contraria al tabaco, jamás se me ocurriría instar a nadie a que se hiciese fumador/ra, nunca ofrezco tabaco a persona alguna de la que no tenga la certeza de que es de los míos, no fumo en lugares públicos, ni en los autobuses, en los trenes viajo siempre en los vagones de apestados… perdón de fumadores, y en casa de mis padres me encierro en el cuarto de baño para fumar como cuando tenía quince años. (Si insisto en mi actitud anti-tabaco es porque no quiero que se me malinterprete). Pero, ¿Qué va a ser de nosotros? ¿Qué van a hacer, por ejemplo, los funcionarios públicos, que son legión en este país, cuando prohíban (y está al caer) fumar en los Ministerios? ¿Qué hacen los que no fuman en estos casos?. Son interrogantes que lanzo al aire en previsión de lo que se nos avecina. Apelo a la solidaridad, al compañerismo, al amor fraterno. ¡QUEREMOS SOLUCIONES!

Para empezar he hecho una encuesta entre no fumadores y entre fumadores arrepentidos (que son los más fanáticos dicho sea de paso). La pregunta era sencilla: “¿Qué hace Vd, Sr. No fumador cuando no fuma?”. Las respuestas aterradoras: el 99,9 % NADA, no hacen absolutamente nada.