“EL CÓMIC INFANTIL EN ESPAÑA Y SU INCIDENCIA EDUCATIVA ”

El tebeo o “cómic” tiene su origen en España dentro de la prensa infantil-juvenil y se remonta a 1798 cuando José y Bernabé Canga Arguelles publican su “Gaceta de los niños” que según Carmen Bravo Villasante trata de adaptar a la idiosincrasia y mentalidad española este florilegio de miscelánea enciclopédica, o importante de esta publicación será el sentar las bases ideológicas que habría de inspirar las publicaciones infantiles del siglo XIX, que en realidad no fueron más que una consecuencia del “pathos” entusiasta de los ideológicos de la Ilustración, sin embargo hay que decir que toda la prensa destinada a los niños durante ese siglo tendrá una vida efímera, siendo tan sólo los de la alta burguesía los que leen este tipo de cosas.

El tebeo tal y como lo concebimos hoy: “una estructura narrativa formada por la secuencia progresiva de pictoramas, en los cuales pueden incluirse elementos de escritura fonética”( Román Gubern ) lo encontramos ya en 1904 en la revista catalana “En Patufet” que sirve de transición entre las antedichas publicaciones del s. XIX y los tebeos del XX, desapareció durante la guerra civil tras una tirada de 60.000 ejemplares.Otras publicaciones de este estilo fueron “Gente Menuda” ( 1906 ), “Dominguín” ( 1915 ) que incluye ya las primeras tiras de historietas ilustradas, adoptadas después por el resto de revistas para niños ( Castro Alonso ) y “El Heraldo de los Niños” . Realmente quien va a dar un empuje definitivo a la historieta es “T.B.O.” revista que dará nombre, con el tiempo, al resto de las publicaciones infantiles de este estilo, las cuales pasaron a denominarse genéricamente “tebeos” y estarán caracterizadas por presentar una serie de historietas gráficas breves, no guardando entre ellas relación, y a las que suelen unir a veces pasatiempos y chistes. En este sentido aparece en 1920 “Purgarcito”. Entre 1910 y 1920 son muchos los títulos que aparecen en el mercado español, afirmándose, aunque lentamente, la tendencia hacia lo popular, estableciendo ya en las “aucas” y “aleluyas” producciones características de la zona mediterránea.

Durante la guerra civil los tebeos adoptan carácter planfletario dependiendo de la zona en que se editan: “Pelayos” ( 1936 ) y “Flechas” ( 1937 ) un año más tarde estas dos publicaciones se unen en una sóla dando lugar a “Flechas” y “Pelayos” que perduró incluso después de la contienda, pero con grandes influencias de la política de la época. “ Chicos” se planteó de cara al lector con una intención popular, debiendo ser para el niño el tebeo, libro, consejero y amigo, conforme a la norma que Consuelo Gil ( su directora ) se fijó ”( Castro Alonso ).

Muchas son las publicaciones a citar durante la postguerra. Con tintes políticos o religiosos encontramos: “Maravillas”, “Clarín”, “Tin Tan”, “Trampolín”…”; otras simplemente humorísticas y que han perdurado hasta nuestros días son : “ T.B.O.”, “ Pulgarcito” , “ Jaimito”, …

A partir de 1950, la prensa infantil del Movimiento pierde su influencia y aparecen gran cantidad de títulos comerciales, humorísticos, americanos…P.Vázquez ha estudiado 175 títulos, no abarcando la totalidad de los que se publicaron. L. Gasca por su parte señala que a partir de los años 40 y hasta los 60 el mercado se ve inundado por una gran proliferación de tebeos de aventuras: “El guerrero del antifaz”, “Roberto”, “Alcázar y Pedrín” , “El Coyote” , “Rin Tín Tín” ,…

A partir de los años 60 y durante la década de los 70, los tebeos van adquieriendo una mayor calidad y perfección técnica ampliándose considerablemente el número de títulos publicados. Será sobre todo a partir de los 80 cuando el nombre “cómic” sustituye al del tebeo comenzando su gran desarrollo hacia el público de los adultos. Muñoz Zielinski señala respecto a esto que será a partir de 1975 cuando comience a crearse una nueva moda de España, es la moda del “cómic” , comenzando a aparecer en revistas y publicaciones con un contenido muy variado y de una calidad muy discutible. Toda esta producción va dirigida a un público adulto debido a los altos precios. Los niños siguen teniendo a su vez clásicos tebeos, los “cómic” hechos exclusivamente para ellos ( normalmente son traducciones extranjeras ) y revistas que incluyen historietas, además de presentar cuentos , juegos, recortables y alguna ficha pedagógica.

Según datos del Ministerio de Cultura, el mayor porcentaje de lecturas infantiles se encuentra en los tebeos, lo cual nos lleva a pensar en la importancia que éstos deberían tener en la escuela, para utilizarlos como medio didáctico en las distintas enseñanzas curriculares. Según Muñoz Zielinski, las funciones del tebeo dentro del acto pedagógico son: funciones informativas que ayudarán a alcanzar los objetivos marcados; y por último una función de refuerzo donde el tebeo aportaría una información complementaria a los contenidos estudiados en las distintas áreas y tendría un carácter más relajado.

En el área de la lengua y de la literatura, el tebeo puede ofrecer al profesor una amplia gama de posibilidades de trabajo. Entre otras podemos señalar el refuerzo y apoyo en las técnicas de la lectura y por otro el desarrollo del vocabulario y de la ortografía, así como el ir descubriendo las distintas funciones del lenguaje entre las que destacaría la estética.

Ante la gran cantidad de tebeos que encontramos en el mercado, en el momento actual, se hace necesario distinguir entre los de calidad estéticamente resueltos desde el punto de vista plásico, hechos con imaginación y creatividad y los de contenidos pobres, malos dibujos y con textos y temas de escasa creatividad, repetidos y predecibles.

Finalmente, y en defensa de este medio de comunicación, frente a los detractores que ven en él el enemigo del libro, queremos dejar constancia de la necesidad de los niños de leer tebeos si queremos que después lean libros pues el “cómic” es un estadio de contacto con la lectura que si bien no es indispensable para crear el hábito del lector, si ha tenido lugar en el niño puede llevarle al placer posterior que proporciona la lectura de la buena literatura.