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“Cuando llegué a la UMU pretendíamos que la de Veterinaria fuera una facultad de referencia en España, y hoy lo es” (profesor Luis León, en su jubilación)

Cuando Luis León Vizcaíno llegó a la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Murcia, ésta todavía se estaba formando. Apenas llevaba cinco cursos funcionando. Llegó procedente de la Universidad de Córdoba, donde había sido profesor desde 1970 hasta 1987, fecha en la que llegó a la UMU.

Han sido 46 años dedicados en cuerpo y alma a la docencia y a la investigación. Por sus aulas han pasado varias generaciones de veterinarios que hoy desarrollan su profesión en toda España.

Después de sus inicios en aquel edificio vetusto, concebido como hospital maternal y apenas adaptado a las funciones de facultad de Veterinaria, con un exiguo claustro de profesores y sin apenas instalaciones, Luis León Valenciano se jubila  dejando una Facultad que hoy luce orgullosa su posición en los rankings. Considerada la tercera mejor de España, hoy puede presumir de unas instalaciones excelentes y de un equipo humano que el veterano profesor considera lo mejor de estos estudios en Murcia.

Muchas son las aportaciones de Luis León a la ciencia  Veterinaria, pero sin duda la principal de todas, y de la que más orgulloso se siente, es la de haber promovido y auspiciado la Ecopatología, una ciencia que se dedica a estudiar la fauna en libertad, un sector muy olvidado hasta hace unos años y que hoy goza de gran predicamento entre los ecologistas. Tan novedosa, que aun hoy esta asignatura sólo se puede estudiar en España en las universidades de Barcelona y Murcia.

El martes 4 de octubre, con motivo de la Festividad de la Facultad de Veterinaria, y coincidiendo con el día de San Francisco de Asis, le será entregada la medalla de Jubilación al profesor Luis León Vizcaíno, Catedrático de Sanidad Animal.

-P: ¿Qué recuerda de aquella facultad que usted conoció cuando llegó a la Universidad de Murcia?

-R: Aquella primera facultad era un edificio de usos múltiples, no estaba adaptado para ser Facultad de Veterinaria, había sido diseñado en su origen para ser hospital de maternidad, y distaba mucho de ser un lugar adecuado para la práctica de la veterinaria. Pero todas las trabas con las que entonces funcionábamos eran suplidas con la gran ilusión que teníamos los profesores que entonces componíamos la facultad.

En aquellos momentos Luis León era, junto a otros cuatro docentes, los únicos profesores consolidados de aquella primigenia facultad, “pero todos nos movíamos con una gran ilusión, una ilusión que yo no percibí en otras facultades con mucha mayor tradición, como la de Córdoba, que era una facultad que en cierto modo se dejaba llevar por la inercia de los años”.

También recuerdo cómo se volcó el Rectorado en todas nuestras solicitudes. Pretendíamos que fuera una facultad de referencia en España, y hoy lo es.

Gran equipo humano y excelentes dotaciones

-P: Tras estos casi treinta años de trabajo, imaginamos que la Facultad que usted deja es muy  distinta de la que se encontró entonces, tanto en medios, como en instalaciones y personal.

-R: Por supuesto. Dejo un lugar que es una auténtica facultad en cuanto a edificio e instalaciones. Dejo una facultad que está considerada la tercera mejor de España, después de la Complutense y la Universidad Autónoma de Barcelona.

Es también una facultad con un equipo humano y con unas dotaciones excelentes. Y en la que se trabaja con preocupación docente y gran cantidad de medios.

-P: ¿Qué le llamó la atención de la Universidad de Murcia tras su paso por la de Córdoba?

-R: Lo que más me llamó la atención fue lo bien organizada que estaba la Universidad de Murcia. No es que la de Córdoba estuviese mal, pero es que la de Murcia estaba especialmente bien organizada, sobre todo en cuanto a sus servicios científicos. Tanto en el momento de mi llegada, como ahora, que han pasado tantos años, gracias a los servicios universitarios, prácticamente todos los investigadores tenemos posibilidad de acceder a cualquier aparataje que se precise. Y ese es un gran mérito de la UMU.

Ahora que acabo mi labor aquí, debo decir que estoy convencido de que no sólo dejo una gran facultad, sino que en ella se queda un excelente equipo humano docente e investigador.

-P: Como uno de los profesores más veteranos y con más experiencia, ¿qué le diría a un futuro alumno que esté pensando en estudiar Veterinaria en Murcia?

-R: En primer lugar, que tenga en cuenta que los estudios de Veterinaria son unos estudios difíciles, porque en ellos se conjugan por un lado la especialidad médica, quirúrgica y clínica y, por otro lado, los estudios dedicados a la producción animal, la utilización de los animales de renta como una empresa dedicada a la producción. Eso conjuga una cara y una cruz de una moneda que exige puntos de vista muy divergentes y materias muy distintas. El alumno tendrá que enfrentarse con esa dualidad, y por tanto, las horas de dedicación al estudio son muchas.

Pero, aunque se trata de unos estudios difíciles y que exigen muchas horas de dedicación, se trata de algo enormemente gratificante. Es una carrera muy vocacional que llena plenamente a las personas que se dedican a ella.

Estudiando los animales de vida libre

-P: Han sido 46 años, casi medio siglo dedicado a la enseñanza de la veterinaria y a la investigación. ¿Qué deja en estas instalaciones después de todo este tiempo?

-R: Yo siempre he pretendido ser una persona próxima a mis compañeros, por lo tanto, en primer lugar, dejo amistad. Dejo muchos amigos.

Por otro lado, he contribuido a la formación de un equipo de profesionales docentes en la asignatura que he estado dirigiendo: Enfermedades infecciosas, y también en otras dos que yo preveía que acabarían siendo dos asignaturas, como a la postre las ha reconocido la Unión Europea, que exigió que aparecieran como tales en nuestro curriculum: Epidemiología y Policía sanitaria, y Medicina preventiva. De estas disciplinas existe hoy un equipo docente en la Universidad de Murcia que, en alguna medida, he contribuido a que se instaure. Obviamente no ha dependido exclusivamente de mí, pero he contribuido a que exista.

También dejo una organización en la docencia de enfermedades infecciosas que en un principio fue muy novedosa, porque tradicionalmente, en las enfermedades infecciosas, en las cuatro facultades tradicionales de España: Zaragoza, Madrid, León y Córdoba, se enseñaba con criterios microbiológicos, de taxonomía microbiológica, y yo instauré una enseñanza basada en la taxonomía animal, en el grupo de especies que enfermaban. Eso, que parece una nimiedad, suponía en aquel momento romper con una tradición de muchos años.

Otra de las cosas que he intentado hacer es abordar el tema de las enfermedades de los animales de vida libre. Lo tradicional en Veterinaria era considerar los animales domésticos, ya fueran de compañía, ya de renta, o animales exóticos incluidos en parques zoológicos, pero se tenía olvidados a los animales de vida libre: ciervos, muflones, cabras montesas, águilas… todo un mundo animal que posteriormente la ecología pondría en primer lugar, era entonces ignorado. Yo impuse un programa de una nueva disciplina inexistente por aquel entonces. Y todavía hoy sólo se enseña en la Universidad Autónoma de Barcelona y en Murcia, que es la Ecopatología. Ese es el foco más marcado de mi actividad docente. A mí se me vincula más hacia el conocimiento de las enfermedades en la fauna silvestre que en la fauna doméstica.

De hecho, ahora mismo estoy en el Parque Nacional de los Pirineos franceses, en una reunión anual de Ecopatólogos. Además, el único máster reconocido por el Ministerio de Educación sobre enfermedades y gestión de la fauna silvestre es el que nosotros impartimos en la Universidad de Murcia.