A PROPÓSITO DEL ESTRENO DE ¨ LA FIERECILLA DOMADA

LA FIERECILLA DOMADA, estrenada este 2 de mayo en el teatro Romea, es la tercera producción realizada este curso por el Aula de Teatro de la Universidad. Fruto del intercambio entre las universidades de Leeds ( Inglaterra ) y Murcia , estuvo dirigida por Martín Banham, Director del Departamento de Drama de dicha universidad, conocido por su larga trayectoria como director teatral y por sus programas para la televisión inglesa.

También se contó con la colaboración en la producción del profesor Cesar Oliva.

La traducción del texto de Shakespeare corrió a cargo de José María Valverde. Con respecto al reparto se contó con la presencia de una larga lista de actores ( hasta 17 ) de diversa procedencia: desde personas con una importante experiencia teatral ( Concha Lavella, Angel Belmonte…etc ) retirados desde hacía algún tiempo de la escena murciana, hasta “ jóvenes promesas”, pasando por aportaciones de distintos grupos teatrales presentes en las carteleras actuales ( Teatro de Papel, Cambalache, Matadero, Elitros). Esta diversidad nos proporcionó la ocasión de ver juntos en escena a distintas generaciones de nuestros intérpretes.

La puesta en escena recrea la de una compañía de cómicos ambulantes, es decir, una sencilla escenografía compuesta por una serie de elementos fácilmente transportables como unas escaleras y unas cortinas, sin apenas mobiliario. Recibimos así un Shakespeare como posiblemente también lo recibieron sus contemporáneos, sin las compliaciones a que nos tiene últimamente acostumbrados los actuales directores de teatro clásico español, que no confían en los resortes propios de la obra en si ( y esto no es un alegato a favor de purisimo, sino de la sencillez ). La obra llega fácilmente a la sensibilidad del público gracias a la frescura del texto y a la movilidad en un escenario continuamente lleno de personajes.

La iluminación plana por la que optó el director era al más consecuente teniendo en cuenta el planteamiento escénico, que trataba de reflejar lo que sería una actuación de cómicos de la legua, lo que lleva por tanto a desaprovechar el partido que se podía haber obtenido de un diseño de luz más sofisticado.

El vestuario estaba adaptado a la cronología de la obra, la rica Padua cronología de la obra, la rica Padua del XVI, y a la necesidad de una compañía de reparto que debía utilizar las mismas ropas para las distintas obras que llevaba en cartel.

La interpretación, equilibrada entre actores experimentados y jóvenes debutantes, proporcionó calidad y entretenimiento a un público que gozó y se integró en la trama de un Shakespeare siempre vigente, aunque contó con la controversia de un final intencionadamente deprovisto de toques de apología machista inapropiados a una sensibilidad actual.

Para terminar, nuestra felicitación al Aula de Teatro por una labor continuada que cuaja más a cada intento, en trabajos serios y exportables.