“ AURELIO O LA ESENCIA LÍRICA ”

De oportuna hay que calificar la exposición que, durante todo el mes de mayo, nos ha ofrecido la Universidad de Murciaen su habitual sala de la Casa de la Convalecencia; oportuna no solamente porque Aurelio sea un pintor poco prolijo en exposiciones- ya nos tiene acostumbrados a largas temporadas en silencio-, ni porque esta exposición haya supuesto un complemento realizada en 1987, dentro de la Contraparada 8; sino porque nos brinda la oportunidad de tomar contacto con una faceta totalmente desconocida hasta ahora para el público y para la crítica: sus dibujos.

Ellos han sido testigos insobornables de esa otra labor callada, reflexiva y profunda realizada durante cerca de cuarenta años paralelamente a su reconocida obra en lienzo.

Pintor preferentemente de paísajes, nos ha sorprendido en esta ocasión con una amplia producción sobre el tema de la figura humana. Desnudos, abrazos, retratos, toreros, igualmente que sus bodegones aparecen una y otra vez traspasando todas las etapas de su que hacer artístico. Mientras que por el contrario, el paisaje, el famoso paisaje de Aurelio ha sido tema menos representado.

Su versatilidad ha quedado patente a lo largo de estos cincuenta y nueve dibujos que el pintor ha seleccionado personalmente ( tanto en el número como en las obras ) de los cerca de trescientos catalogados con motivo de la exposición; y no sólo en los temas, como ya se ha señalado, sino también en las técnicas, en las que investiga y experimenta constantemente: desde el gouche hasta la tinta, desde el lápiz ( carbón, compuesto, graso ) hasta la aguada, pasando por el óleo, el rotulador o el bolígrafo. Y versatil, en fin y más importante, a la hora de tratar los temas sobre los que vuelve continuamente proponiendo múltiples modos de expresar la realidad. Una realidad que Aurelio, por encima de todo y como constante última de su obra, asume esencializada y desnuda.

Concebida por una miráda poética y sencilla que su pincel traduce en un mundo lírico e intímo. De ahí que sus desnudos rehuyan la anécdota del rostro para hacerse así universales, fuera de todo dato que no sea la forma; y sus paísajes, esos líricos paísajes amarillos, rechacen la realidad del tiempo para convertirse en algo eterno y esencial. Y todo gracias a esta desnudez de sus formas, a esa claridad y serenidad que emana de sus composiciones, a esa suerte de arte desnudo siempre que hace que aparezca nuevo y distinto, sabedor quizás de aquellas palabras que un día tal vez leyó de algún poeta : “Para que el arte no sea nunca “pasado” bastará con tenerlo desnudo”.

En fin, una interesante exposición, un acierto por parte del Aula de Artes Plásticas de la Universidad de Murcia, que ha sabido reconocer la importancia de este obra para el conocimiento de la personalidad artística de este pintor murciano nacido en Alhama en 1930, cuya relevancia y buen hacer no vamos a descubrir aquí. También queremos recoger el esfuerzo por parte de la Universidad para publicar un hermoso catálogo, que por sus características excede a esta categoría, cuya realización ha corrido a cargo de Antonio García Berrio, Pedro Olivares Galván y José Luis Castillo Puche.

Excelente presentado, con gran número de ilustraciones en color y blanco y negro, es un estudio sobre todos los dibujos catalogados cuya relación viene al final del mismo.