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Antonio Gamoneda, último premio Cervantes: ‘Mi poesía es el relato de cómo avanzo hacia la muerte’

 

En heridas y sombras

puse mi vida

y, cualquier día, de mi corazón

van a ir saliendo los insectos y

van a ser ciegos. Lástima de luz.

Lastima de luz.

Es preciso cuando vierte sus ideas más íntimas. Antonio Gamoneda contesta de modo reposado, meditando cada una de los pensamientos que va a expresar, como midiendo sus respuestas. Son las respuestas de un poeta de la palabra, que impone ritmo y medida incluso a sus propias ideas, concretando con la paciencia de un profesor cuando vierte sus pensamientos al exterior.

Asegura que su obra no es más que un inventario personal de su propia vida. Por eso, rehuye hablar de los temas que pueblan sus libros –‘me resulta imposible hablar de mi obra en términos de bloques temáticos’-: ‘Yo creo que la poesía no es propiamente literatura, es un hecho existencial, una emanación de la propia vida. Son las circunstancias interiorizadas por el poeta y narradas por él las que se manifiestan en ella’.

Huérfano desde niño, testigo infantil de la destrucción y del dolor provocado por nuestra contienda civil -‘fui un testigo dolorosamente privilegiado en cuanto a la contemplación de la muerte en la guerra civil española y en la posguerra’-, su poesía es un relato doloroso que sale de las entrañas: ‘mi poesía consiste en el relato de cómo avanzo hacia la muerte’.

Un relato en el que están presentes las circunstancias y los hechos interiorizados del poeta: ‘Debo reconocer que el sufrimiento –no sólo el mío, sino el de mi entorno- es quizás el dato existencial que aparece con más frecuencia en mi poesía’.

Cuando Gamoneda alude a sus sentimientos, a su interior, a su más hondo narrar, cierra a menudo los ojos, como si inspeccionase su interior en busca de la respuesta por la que se le inquiere.

El poeta agradece al periodista que le haya preguntado por sus propios fantasmas, por los mundos personales y recurrentes que pueblan su poesía. Es una manera de teorizar algo que flota en el éter, de hacerlo tangible con palabras: ‘muchas veces esas nociones de sufrimiento y de amor proceden de un espacio interior que el propio poeta desconoce. Por eso la poesía es revelación: porque solo lo conoce cuando lo ha escrito’, asegura.

Para Gamoneda, el poeta podría ser un cronista de la existencia, alguien que saca al exterior una realidad netamente interior. Una figura curiosa, pues exhibe su parte más recóndita sin pudor, aunque curiosamente no le asiste ningún afán exhibicionista, sino más bien una necesidad de narrar lo que piensa sobre sus experiencias, sobre su existencia: ‘En la mentalidad del poeta aparece, en algún momento, una pasión que consiste en contemplar el hecho existencial. La poesía es irremediablemente subjetiva, pero no hay en mí una voluntad de comunicar a los demás mi vida, mi miedo, mi amor… Es cierto que esta comunicación se produce, pero es la pasión de crear unos objetos de arte cuya materia es el lenguaje, en los que el poeta libera sus propias tensiones íntimas’. ‘Esta es la razón –asegura- de la estructura poética’.

 

Poesía y silencio

La musica se alza

de un pozo de silencio;

[…]

y ha entrado en mí. Ahora es

música mi pensamiento.

El lenguaje, la palabra, son los instrumentos del poeta, pero también los silencios pueden ser poesía: ‘El pensamiento poético tiene una causa rítmica. Es entonces cuando aparece el lenguaje, y en el lenguaje poético, al igual que en la música los silencios constituyen una parte’.

La palabra, como escultora de la realidad, como inventora del mundo, pero ‘lo inventa –matiza- dentro del conocimiento específicamente poético, que no es de otra naturaleza –asegura- que el pensamiento discursivo, el filosófico, el científico o el informativo. Estamos en otro orden de cosas, en el cual hay una semántica impredecible, y sí, la palabra inventa el mundo, pero el mundo en su realidad poética, es decir: interiorizada’.

Quizás por esta razón, Gamoneda se niega a hablar de la poesía como género literario, ‘ni siquiera la considero literatura, sino una emanacion de la vida, un hecho vivencial que puede estar en todos los géneros’.

Para el último premio Cervantes, la poesía se ha quedado recluida en un espacio reducido, pero esto no siempre fue así. Según él, en la Edad Media ‘la poesía era un elemento mediático, un elemento informativo que tenía que estar cargado de realismo y comunicación’, algo orientado hacia las mayorías.

En su opinión, fue la aparición de la imprenta lo que produjo una fuerte inflexión en el pensamiento poético, ‘porque la información quedó confiada a medios tecnificados, y la poesía dejó de tener una función social e informativa’. Fue entonces, ‘cuando la poesía empezó a hacerse más compleja y, como consecuencia, a ser minoritaria’. ‘Para la poesía –concluye- queda un espacio reducido, porque no tiene una función claramente social, y las mayorías se retraen’.

Quizás por esto, el lector de poesía es un lector muy particular: ‘un lector que se convierte en un creador’. Para Gamoneda, ‘la poesía proporciona tantas lecturas diferentes como lectores hay’. 

-P: Usted ha dicho que el poeta es un ser impúdico, porque saca al exterior sus sentimientos más íntimos…

-R: El contenido natural de la poesía es el mundo interior del poeta, que puede llevar consigo circunstancias subjetivas o circunstancias exteriores interiorizadas. El poeta coloca eso en la página en blanco. Evidentemente, hay una revelación de intimidades a la que pudiera aplicarse la calificación de impudicia.

-P:¿Qué momentos son más propicios para usted para escribir poesía: los que se siente feliz o los momentos especialmente dolorosos?

-R: (Gran pausa) En mi caso concreto, en función de mi geografía interiorizada, la calidad de mi existencia ha estado más cargada de sufrimiento que de satisfacciones. En mi caso, aunque no hay que hacer una ley de ello, el sufrimiento es el elemento desencadenante más frecuente.

Edad

Ésta es la edad del hierro en la garganta. Ya.

Te habitas a ti mismo pero te desconoces; vives en una

bóveda abandonada en la que escuchas tu propio corazón.

-P: ¿Por qué el título de ‘Edad’ para un volumen que recoge buena parte de su obra?

-R: Es una palabra que alude a un tiempo relativamente largo, en el que se ha acumulado una parte de mi vida. Se trata de un libro de libros. A lo que quiero aludir con la palabra edad es a un momento en el cual el tiempo se ha configurado en términos de amplitud. La expresión ‘un hombre de edad’ lleva una carga significativa, un dato de acumulación biográfica y, en este caso, de acumulación de escritura poética de modo simultáneo. Esa es la razón del título.

-P: ¿A esa connotación de longevidad, de extensión, se une también la intensidad? ¿Ha ido acumulando con los años mayor intensidad en sus sentimientos?

-R: Lo que ocurre es que a la poesía van aquellas experiencias subjetivadas que tienen importancia para el poeta.

-P: Me refería a si ese entrenamiento que va teniendo el poeta a lo largo de su vida hace que perciba los acontecimientos de una manera especial.

-R: Me pregunta sobre si el poeta va construyendo, al tiempo que avanza hacia la muerte, una visión de una naturaleza especial. Yo le digo que sí. El poeta está en una constante creación, tiene una manera especial de contemplar la realidad. Elliot nos dice que se trata de llegar al conocimiento a través de la sensibilidad. A ello hay que unir la noción del lenguaje y cómo se va transformando de una manera paralela al pensamiento.

-P: ¿Cómo sienta recibir el premio Cervantes, la más alta distinción de las letras hispánicas?

-R: Si miro para atrás y veo quienes están ahí, me invade el temor de que sea un premio que excede a mis valores. Siento satisfacción y gratitud, pero también lleva consigo otras cosas que no son tan celebrables , como puede ser la sospecha de que esa distinción es una señal de que los demás están advirtiendo que la tarea que uno ha llevado a cabo en su vida está cerca de su final. Esta sospecha es intranquilizante.

-P: Pero, desde que recibió el premio, usted está en loor de multitudes, no para de ir a congresos y asistir a acontecimientos a los que le invitan…

-R: Me doy cuenta de que todo eso es natural, pero no deja de llevar añadida una fatiga. Resulta un poco duro. Yo llevo seis meses no sólo sin escribir, sino sin leer siquiera. No tengo tiempo más que de viajar y de preparar de madrugada el guión de alguna conferencia…

-P: Pues no quiero cansarle más, pero me gustaría que me contestara a una última pregunta: ¿Hay sitio para la poesía en el mundo tan tecnificado en el que habitamos,?

-R: Cada vez menos, nuestra sensibilidad es atraída por medios tecnificados que dejan poco espacio para el discurso poético. Pero yo advierto que esa minoría posee una voluntad de participación en la poesía más intensa que nunca: poquitos, pero muy dispuestos a entrar en él.

‘La poesía proporciona tantas lecturas diferentes como lectores hay’.

‘Mi existencia ha estado más cargada de sufrimiento que de satisfacciones’.

‘El sufrimiento es el elemento desencadenante más frecuente de mi poesía’.

‘Al tiempo que avanza hacia la muerte el poeta va construyendo una visión de una naturaleza especial’.

‘Si miro para atrás y veo quienes están ahí, me invade el temor de que el Cervantes exceda a mis valores’.

‘La poesía es una emanación de la propia vida’.

‘La palabra inventa el mundo en su realidad poética’.

‘La poesía no es literatura, sino una emanación de la vida’.