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Ángel Gabilondo, presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolaso

Ángel Gabilondo, presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas:Todo el proceso de cambio en las universidades es por y con los estudiantes, si no, no tendría sentido
Ángel Gabilondo, Rector de la Universidad Autónoma de Madrid desde 2002 y Presidente de la CRUE (Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas) desde hace un año, fue el encargado de inaugurar el curso académico 2008-2009 de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Murcia. Lo hizo en el Salón ‘Luis Vives’ del Campus de Espinardo, con una conferencia titulada ‘Nosotros: lo singular, lo plural y lo común’ en la que, en su faceta de catedrático de Filosofía efectuaba un repaso a lo que él considera una pérdida de los valores solidarios del mundo actual en pro de un cada vez más acentuado individualismo.

El presidente de la CRUE habló de éste y otros temas para la revista Campus Digital , entre ellos, los principales retos y desafíos a los que se enfrentan las Universidades españolas y, por extensión, los centros de educación superior del resto del continente.

-Pregunta: ‘Nosotros, lo singular, lo plural y lo común’ ha sido el título de la conferencia que le ha traído a la Universidad de Murcia. ¿Puede hacer una síntesis de lo que ha hablado en ella?-Respuesta: En los últimos tiempos se ha producido una pérdida del sentido de lo común. En el mundo existe una proliferación del individualismo. En mi conferencia he intentado hacer ver que en el seno de una comunidad puede haber singularidades y diferencias. Yo defiendo el derecho a la diferencia, pero me opongo a que exista diferencia de derechos.

En estos momentos de dificultades en el mundo, en el que asistimos a una crisis del modelo, intento reivindicar la necesidad de una mayor solidaridad y cooperación.

-P: Usted afirma que hay que hacer una relectura del concepto de comunidad hasta llegar al nosotros ¿Ha cambiado mucho lo que entendemos por comunidad?

-R: Hay que preguntarse qué es lo que tenemos en común, quiénes somos realmente nosotros. Nuestro mundo está hecho de competitividad, ésta se ha convertido en un valor absoluto. Yo no estoy en contra de unos espacios de competencia razonable, pero la competitividad sin solidaridad y sin cooperación nos lleva a un modelo como el que tenemos, que hace quiebras por una avaricia desmedida.

Todo esto nos ha conducido a replantearnos incluso el modelo en el que estamos, un modelo que parecía incuestionable con la caída del muro de Berlín, pero ahora se ha visto que necesita de una revisión, porque hay demasiado especulador, y la ganancia no puede ser el único motor de la actividad humana.

-P: Ante este panorama, parece cobrar una especial importancia el verso de Neruda: Nosotros, los de entonces ya no somos los mismos .-R: Yo creo que se ha perdido un poco la visión del nosotros . Nosotros sólo se dice cuando hay una reunión de personas con intereses compartidos, o cuando se alinean frente a un enemigo, o cuando pretenden sacar algún beneficio. Pero existe una noción de nosotros que se amplía hasta alcanzar a toda la humanidad, y por humanidad entiendo no sólo a quienes habitamos la tierra, sino también de los que ya no están o de los que no están todavía. Hay que recuperar esta idea del nosotros solidario incluso con el futuro. Nos falta ese nosotros . Lo que hoy hay es un individualismo que solo se alinea con los otros para lograr mayores beneficios. Es como si no creyésemos en la comunidad.
 

-P: Entremos en el terreno de la política universitaria. En Europa nos encontramos en uno de los momentos que han generado más polémica de los últimos tiempos, con el intento de puesta en marcha del Espacio Europeo de Educación Superior. Como Presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas, ¿Cómo ve todo el proceso?

-P: Nos encontramos ante un proceso muy importante, y hay que hacerlo bien para que salga bien. Me gustan los procesos que dependen de lo que todos hacemos, porque los resultados están en nuestras manos.

Más que hacer un debate inconcreto, existen aspectos muy positivos que tenemos que cuidar. Por ejemplo, la movilidad es un gran valor, lo que tenemos que hacer en ese terreno es posibilitar que exista igualdad de oportunidades, que sea efectiva para todos y no sólo para los que tengan más.

También la homogeneización de los títulos me parece muy interesante, siempre que no consista en aplanar la diversidad. Homogeneizar no significa uniformizar. Otro hecho que se pretende es que un estudiante pueda moverse por un espacio más amplio, y eso me parece un valor. O que el conocimiento sea rentable para la sociedad.

Todos esos son factores que entiendo muy positivos.

Ahora bien, existen peligros: por ejemplo el de convertir todo en un listado de títulos, o responder, en lugar de a las demandas sociales, a las puras demandas del mercado. O que éste solo beneficie a los que tienen mejores condiciones económicas. Hay que velar para que todo eso no ocurra.

Yo soy muy optimista para este proceso en la medida en que confío que seremos capaces de hacerlo bien.

-P: Dicho de otro modo, usted piensa que debemos confiar en que este Espacio Europeo permitirá que nuestras universidades estén mejor posicionadas en la esfera internacional.

-R: Confiar, si es en el sentido de trabajar y de que nuestro empeño saldrá a fuerza de trabajo, sí.

Ahora se habla mucho de que vamos hacia modelos de excelencia. Yo creo que todas las universidades españolas deben tener calidad. Pero es complicado cuando se habla de excelencia, porque en algunos ámbitos sólo se hacen políticas de supervivencia. Y es difícil que las universidades españolas compitan con las que están en los mejores lugares del ranking de todo el mundo, cuando a la hora de invertir -y hablo de invertir en todos los terrenos, no sólo en el puramente económico- parece no se cree y no se apuesta por ellas.

 

 

Tenemos derecho a la diferencia, pero no puede haber diferencia de derechos.

La ganancia no puede ser el único motor de la actividad humana.

La competitividad sin solidaridad y sin cooperación nos lleva a un modelo que hace quiebras por su avaricia desmedida.

Hoy existe un individualismo que solo se alinea con los otros para lograr mayores beneficios.

El conocimiento debe devolverse a la sociedad y generar bienestar.

-P: A su parecer, qué cosas deberían mejorar en la universidad española al final de este período y qué cosas deberían permanecer?-R: Hay que responder a los requerimientos de la sociedad. Hay que vincular la docencia, la investigación y la transferencia. Estos tres elementos deben ir muy unidos. La transferencia del conocimiento a la sociedad se ha hecho de manera escasa. Es preciso revitalizar eso para que el conocimiento no sirva sólo para incrementar el curriculum del profesor, sino que se devuelva a la sociedad generando bienestar.

En el terreno de los estudiantes, creo que la enseñanza es demasiado convencional. Sigue habiendo demasiado dictados, demasiado apuntes. Hay que buscar fórmulas alternativas, que no sean solo la clase magistral, aunque ésta siga siendo necesaria. Pero no podemos pretender que los alumnos estén cinco horas seguidas recogiendo apuntes. Es preciso modificar la actividad docente. Ese es uno de los grandes desafíos.

Otro desafío de la universidad es sus fórmulas de gobierno y los termas de gestión y de organización.

 

-P: Acaba de cumplirse su primer año como presidente de la Conferencia de Rectores. ¿Cuáles son las metas y principales proyectos que se ha planteado para su mandato?

– La CRUE es la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas. Estamos en ella todas las universidades, todas sin excepción: públicas, privadas, de la iglesia… Creo que tener una presencia pública y clara, subrayando más lo que nos une en lugar de gastar fuerzas en dividirnos es bueno. Esto es producto de un esfuerzo grande anterior, un legado que ya recibí del anterior presidente.

Lo que queremos es proyectar todo el sistema universitario hacia universidades mejores. Esto es un proyecto del ministerio, pero queremos que en este desafío se comprometa también la sociedad.

Estamos en un momento de importantes cambios en el ámbito universitario: estamos cambiando los planes de estudio de todo el sistema universitario español, se están haciendo nuevos todos los programas de posgrado…

También queremos generar un debate sobre el modelo y el sistema de financiación de la universidad. Se trata de un debate imprescindible en España. Pero debe hacerse sin perjuicios, con claridad. Que se vea qué esfuerzos esta dispuesta a hacer la sociedad para mejorar sus universidades, y ver también qué esfuerzos deben hacer las propias universidades.

Ese debate debe ser una prioridad fundamental.

En un futuro inminente existirán otros dos estatutos: uno del personal docente e investigador, que modificará la noción de lo que significa ser profesor, y otro sobre los estudiantes, que afectará a la organización y a la voz de los estudiantes. Y eso es algo indispensable, porque todo este proceso es por ellos, con ellos, y si no, no tiene sentido.