manolo zarzo

“No tuve la oportunidad de estudiar, he aprendido en el escenario” (Manuel Zarzo, actor homenajeado en el festival de cine de Mula)

“El que te quiera la cámara es un misterio, no se puede explicar, pero creo que a mí me ha querido”

Pascual Vera

Foto: Mariè Renard (AISGE)

Podríamos decir que el actor Manuel Zarzo ha nacido varias veces. Una de ellas para el mundo del espectáculo, en 1948. Lo hizo con un apelativo (sus verdaderos apellidos eran López Zarza), que ha mantenido durante sus setenta años de profesión en el mundo de la interpretación, como actor en más de 120 películas, así como en numerosas series de televisión y obras de teatro. Otra de ellas fue un segundo nacimiento a la vida: allá por 1960, cuando en la calle Carretas se topó con un incendio en unos grandes almacenes y salvó la vida a una chica que se arrojó al vacío, recogiéndola  en el aire y salvándola de una muerte casi segura. El incidente pudo haberle dejado tetrapléjico, pero aquel joven fuerte y deportista pudo superarlo. Afortunadamente para él. Y para el cine español, puesto que con 87 años, es probablemente el actor de mayor edad en ejercicio, y sin duda uno de los más prolíficos.En 1948, con apenas 16 años, debutó junto a su hermana en el mundo del teatro, en una compañía llamada Los chavalillos de España, con la que recorrió buena parte de la geografía de nuestro país durante tres años. Fue en una de estas representaciones, en el teatro La Latina de Madrid, donde lo descubrió un director de cine, Antonio del Amo, y le abrió las puertas al mundo del cine, algo que le pareció tan maravilloso que le daba la impresión de “tocar el cielo con las manos”. 

Y así se lo ha parecido siempre a este actor, respetado y querido entre la profesión, y enormemente popular entre el público. Manuel Zarzo, Manolo Zarzo para sus innumerables amigos, probablemente puede presumir de ser el actor en activo con mayor número de trabajos en su haber, aunque no duda en asegurar que, siempre que le sigan ofreciendo trabajos, él estará ahí para interpretarlos.

A sus 87 años, el día 4 de mayo, el festival de cine español de Mula, una iniciativa en la que participa la Universidad de Murcia, este conocido actor será homenajeado en el pueblo en el que nació su padre hace más de un siglo.

-P: Usted debutó como actor siendo apenas un chiquillo, con 16 años.

-R: Sí, debuté en Madrid en el teatro en una Compañía juvenil llamada “Los Chavalillos de España”, con la que recorrí el país entero. Éramos más de 20 chicos y chicas de entre 16 y 20 años que hacíamos espectáculo folclórico. Mi hermana y yo formábamos una pareja cómica.

-P: Aquellas interpretaciones teatrales juveniles trajeron como consecuencia su debut cinematográfico.

-R: Efectivamente. Tras verme trabajar en el teatro La Latina de Madrid, Antonio del Amo me contrató para hacer la película Día tras día. En ella hacía el papel de un joven que quería jugar al futbol. Era un papel muy bonito, yo hacía de amigo de los protagonistas. El descubrimiento del cine fue para mí algo maravilloso. Hacer cine era tocar el cielo con las manos, a partir de ahí ya empecé mi carrera cinematográfica. Las cuatro primeras películas las hice con Antonio del Amo como director, una con Antonio Molina, El pescador de coplas (1954). Luego vinieron Sierra maldita (1954) con Paco Rabal y Saeta del Ruiseñor (1957) con Joselito.

-P: Desde pequeño era usted muy aficionado al teatro.

-R: Claro, porque mis padres nos llevaban al teatro. Mi padre trabajaba en la construcción, era un obrero. Lo que ocurría es que a mi madre le gustaba mucho el teatro.

Comencé a ir con mi hermana Pepita a una academia de baile, y antes de debutar con la compañía juvenil ya hacíamos teatro en el barrio y en los alrededores de Madrid, es una época que recuerdo con mucho cariño. En mi familia no había nadie que se dedicara a esta profesión, pero comenzó mi hermana, y  hacíamos teatro de aficionados en el barrio en el que crecimos, al lado de la villa de los toreros, donde está la plaza de toros de Madrid, en la colonia de los lanceros. Además, ya de pequeños montábamos obritas de teatro.

Más de 120 películas

-P: Ha intervenido en más de 120 películas, tanto en papeles de protagonista como de reparto, una trayectoria amplia y llena de papeles.

-R: A quienes comienzan ahora en el cine y el teatro les cuesta mucho salir adelante, porque hay mucha gente y poco trabajo. En mi época ocurría una situación similar, pero cuando comenzaron las coproducciones con Italia y Francia, tuve la suerte de trabajar mucho. He trabajado en Argentina, Venezuela, Italia, Francia, Vietnam… todo ello gracias a las coproducciones que se hacían entonces, tuve la suerte de vivir ese momento.

-P: Con ese número de películas en su haber, probablemente será el actor vivo con mayor trayectoria en España.

-R: Seguramente hay uno que ha hecho más películas que yo: Jesús Guzmán, que es uno de los actores más longevos que ha estado en la Academia de Cine. También Antonio Ozores, con 150 películas, y José Luis López Vázquez, con alrededor de 170.  Quizás estos son los que más han trabajado, y yo seré de los pocos que queda vivo. Aunque te diré que es duro ver películas en las que todos tus compañeros han muerto.

-P: Y también se ha adaptado a todo tipo de papeles, nunca se ha encasillado.

-R: He tenido la suerte de adaptarme físicamente a diferentes personajes, desde policía a ladrón, pasando por torero, cura, vaquero… nunca he puesto pegas, y  he intervenido en todo tipo de filmes: cómicos, dramáticos…

-P: ¿Cuál ha sido su secreto?

-R: Quizá ha sido porque me quiere la cámara. En el teatro no es tan necesaria la  fotogenia pero en el cine y la televisión es imprescindible. El que te quiera la cámara es un misterio. No se puede explicar, pero creo que a mí me ha querido. Eso es la fotogenia.

Papeles principales y secundarios

-P: En su extensa trayectoria, usted ha trabajado en muchos papeles principales, pero también secundarios.

-R: Siempre he trabajado los personajes con mucho cariño. Todos, incluso aquellos que carecían de protagonismo. Si mi economía hubiera sido otra, quizá los hubiera rechazado, pero yo me he sentido muy respetado haciendo pequeños personajes. Esta es una situación que nos ha ocurrido al 80 por ciento de los actores.

-P: Su apelativo Manuel Zarzo es un nombre artístico, sus apellidos son López Zarza.

-R: Yo me llamo Manuel López Zarza, pero a mi hermano mayor, que era ebanista, se le ocurrió que sonaba mejor hermanos Zarzo.

-P: Así pues, es complicado rastrear sus posibles familiares en el municipio de Mula, el lugar que le tributa ahora su homenaje y el pueblo en el que nació su padre.

-R: Mi padre era de Mula y mi madre de Salamanca, y coincidieron en Madrid trabajando. Me siento muy honrado de que sea precisamente este municipio el que me tributa este homenaje. A ese festival ya acudí hace años para acompañar en otro homenaje a Joselito, con quien había trabajado en “Saeta del Ruiseñor”.

Tengo que decir que me siento un hombre afortunado por nacer en el entorno en el que nací. Mi familia era de clase obrera pero en mi casa se respiraba felicidad, risas y amor. La vida me ha dado muchas recompensas.

-P: ¿Y se considera también afortunado por su trayectoria como actor?

-R: Me hubiera gustado hacer papeles más importantes, creo que a cualquier ser humano le gustaría hacer más de lo que ha hecho. Me han faltado papeles que me hubiera gustado hacer y que no me han ofrecido.

Moriré con las ganas de hacer grandes papeles, sobre todo dramáticos, pero eso se debe a mi espíritu de superación: nunca estoy satisfecho con lo que hago, siempre creo que lo podría haber hecho mejor.

-P: Usted es enormemente popular ¿se considera una estrella?

-R: Me considero un obrero del teatro, nunca he sido estrella. A lo largo de mi carrera he aprendido mucho, y aún hoy sigo aprendiendo, aprendo incluso de los que lo hacen mal.

He trabajado mucho y por eso se me conoce, pero estrella nunca he sido. Cuando algunos jóvenes me saludan o me llaman maestro por la calle, me choca un poco. Yo sigo aprendiendo, y no entiendo por qué son tan cariñosos conmigo, pero lo agradezco enormemente.

Todas las estrellas han muerto, ya solo queda Antonio Banderas, quizás también José Coronado y Javier Bardem…

La época dorada de la interpretación

-P: Usted ha vivido una época dorada de la interpretación, y sigue en activo.

-R: Soy el número 39 de la academia y somos más de dos mil actores. Han muerto casi todos los que son mayores que yo, aquellos de los que aprendí.

Sigo trabajando, pero los últimos años lo que más he hecho han sido series, como por ejemplo “Compañeros”, con Concha Velasco. Mi carrera ha sido un revoltillo de todo: teatro, televisión, series… pero sobre todo cine.

-P: Quizás lo que llama más la atención es el largo período que ha estado en activo, unos 70 años, pues lo último que ha hecho en cine es del año pasado.

-R: Lo último ha sido en 2018, con 85 años. Se trata de un corto para un amigo, “Tercera edad”, con un papel muy bonito, está rodado en Asturias. Y seguiré trabajando si me llaman.

-P: Y usted que ha trabajado en tantas películas y con la mayoría de los mejores directores, ¿hay alguno con el que le hubiese gustado trabajar y nunca ha podido hacerlo?

-R: Tuve la mala suerte de no haber podido trabajar con Berlanga, y tuve la oportunidad de decírselo personalmente: “Con todas las películas que ha hecho usted, y nos vamos a morir sin haber trabajado juntos”, le dije, y él me contestó: “pues si Manolito, a ver si a la próxima hay suerte”, pero no pudo ser.

-P: ¿De qué papeles está más satisfecho?

-R: Hay varios. Siempre se guarda mucho cariño de la primera película, pero hay muchas otras, como Los golfos, Los guardiamarinas… independientemente de que sean papeles más cortos o más largos, hay muchos muy especiales.

Actor en “El súper”

-P: En televisión ha intervenido en “Fortunata y Jacinta”, “Compañeros”, “Juncal”, “El súper”…, ¿cuál es su serie preferida?

-R: En “El súper” tuve un gran personaje, y estuve tres años. “Compañeros”, con Concha Velazco, también fue la recuerdo con mucho cariño.

-P: ¿Se acuerda de todos sus papeles?

-R: He trabajado tanto que no recuerdo todos, sobre todo los papeles más secundarios, las colaboraciones… He hecho muchos, y no me avergüenza reconocer que bastantes papeles los he hecho porque tenía que trabajar y mantener una familia. En toda mi carrera no he podido darme el lujo de elegir, he trabajado en lo que he podido.

Pero también pienso que demasiada suerte he tenido, porque no tuve la oportunidad de estudiar, y todo lo he ido  aprendiendo en el escenario.

-P: Pero ha tenido la mejor escuela, porque ha trabajado con los más grandes.

-R: Desde luego. Cuando me hicieron el homenaje, aparte del agradecimiento a mi familia, se lo agradecí a la gente de la que he aprendido: a Pepe Bódalo, José María Rodero, Fernando Rey… Yo he aprendido en la obra, así es como se aprende.  Así es como he aprendido y sigo aprendiendo.

-P: Usted que ha conocido setenta años de cine español ¿cuál es su época favorita de nuestro cine?

-R: Solamente hay una época que no me gustó mucho, la del destape, fue un momento en el que el cine se fue degradando, convirtiéndose en chabacanería, pero el resto de nuestro cine me gusta, en especial el cine más clásico.

Héroe sin proponérselo

-P: En su trayectoria hay un acontecimiento especialmente dramático, y que podía haber acabado con su carrera de forma trágica: el incendio de los almacenes de la calle Carretas a comienzos de los años 60.

-R: Fue exactamente el 23 de septiembre de 1960, yo iba a hacer una película en Italia, y tenía que sellar el pasaporte en la Puerta del Sol. Cuando iba de camino me encontré con un incendio en la calle Carretas. Había una gran multitud de gente. Yo junto  con otras  cinco o seis personas más, decidimos intervenir, y nos metimos allí. La gente juntaba varias mantas que utilizaban como cuerdas para que las personas que estaban atrapadas pudieran bajar del edificio. Recuerdo que vi a una chica que se subió a una ventana para tirarse, y yo, instintivamente, me eché hacia atrás para cogerla. Me desperté dos horas después en el Hospital General de Atocha, abrí los ojos y no veía nada, estaba como muerto, tuve roturas en las cervicales, dorsales, y la más grave: en las lumbares.

Estuve casi dos meses con todo el cuerpo escayolado pero al final todo salió genial. Contar esta historia me produce una mezcla de desagrado y orgullo: podría haber muerto o haberme quedarme parapléjico, afortunadamente no fue así. La chica solo se rompió el hueso del tobillo porque yo le soporté toda la caída. Si no la llego a sujetar se hubiera estrellado contra el suelo.

Cuando salí del hospital me tributó un homenaje toda la profesión, estuvo a cargo de Tony Leblanc, fue maravilloso, me puse bien tan pronto que a los 4 meses ya estaba haciendo la película Margarita se llama mi amor… aunque tengo que confesar que retrasaron el rodaje por mí. El productor Vicente Escrivá se portó muy bien.

Siempre me ha dado mucha guerra la espalda, me han operado varias veces. Pero eso no me ha supuesto un problema para hacer todo tipo de papeles, incluso westerns, en los que he montado a caballo.

 

En primera persona

El que te quiera la cámara es un misterio, no se puede explicar, pero creo que a mí me ha querido.

Seguiré trabajando si me llaman

Siempre he trabajado los personajes con mucho cariño

Nunca he puesto pegas, he hecho todo tipo de papeles: cómicos, dramáticos…

Siempre he trabajado los personajes con mucho cariño, incluso los que carecían de protagonismo.

Han muerto casi todos los que son  mayores que yo, aquello de los que aprendí

Es duro ver películas en las que todos tus compañeros han muerto.

En toda mi carrera no he podido darme el lujo, de elegir, he trabajado en lo que he podido

No tuve la oportunidad de estudiar,  he aprendido en el escenario

Me considero un obrero del teatro, nunca he sido estrella

Aún hoy sigo aprendiendo, aprendo incluso de los que lo hacen mal.