Cuando Miguel Hernández se refugió en los sótanos de la Convalecencia

En los momentos próximos al final de la Guerra Civil, los sótanos de la Convalecencia, sostenidos por recios muros de mas de un metro de espesor, fueron habilitados (junto a una treintena de espacios en Murcia), como refugio para alojar en ellos a la población en caso de bombardeo. Afortunadamente nunca tuvieron que usarse para tal fin. Medio siglo después, convertido el histórico inmueble en sede del Rectorado de la Universidad de Murcia, estas dependencias fueron habilitadas para una función mucho más gratificante: como salas de exposiciones.

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